O Bashar al-Assad (en árabe ﺍﻻﺳﺪ ﺑﺸﺎﺭ) (n. Damasco, 11 de septiembre de 1965) es el actual presidente de Siria e hijo del expresidente Hafez al-Asad.
Realizó
sus estudios primarios y secundarios en el Instituto Al Hurriya. En
1988 se licenció en Medicina General en la Facultad de Medicina de
Damasco, especializándose en oftalmología. Trabajó como
oftalmólogo y residió un tiempo en el Reino Unido, donde continuó
con su formación al margen de la política. En 1997 ascendió en el
Ejército sirio a Teniente Coronel y en 1999 a Coronel.
Al
morir su padre, el presidente Hafez al-Asaad, en 2000, y tras la muerte accidental de
su hermano, heredero de la presidencia del país, fue ascendido a
General del Estado Mayor y Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas.
Nombrado candidato único por el Partido Baath Árabe
Socialista para la presidencia de la República, fue elegido mediante
referéndum el 10 de julio de 2000, tomando posesión el 17 de julio.
El
comienzo de su mandato planteó una esperanza de cambio democrático
que fue abandonada al constatarse la continuidad de la política de
su padre.
Ante
la amenaza de la idea de guerra preventiva llevada a cabo por la
administración estadounidense, la inestabilidad en el Líbano, donde
Siria mantenía una fuerte presencia militar, y las constantes
tensiones con su vecino Israel, Bashar al-Asad ha intentado tener un
discurso reformista que pudiera satisfacer los deseos de la Unión
Europea y Estados Unidos, pero que en la práctica no supone ninguna
concesión al movimiento opositor sirio.
La
fuerte presión internacional sobre Bashar al-Asad tras la muerte del
ex primer ministro libanés Rafik Hariri, cuya autoría fue atribuida
a los servicios secretos sirios, hizo que Al-Asad mandara retirar las
tropas sirias estacionadas en el Líbano. Bashar al Asad fue
reelegido en un referéndum convocado al efecto el 27 de mayo de
2007.
Desde
el verano de 2011, con el inicio de la guerra en Siria, distintos
países árabes, la Unión Europea, Estados Unidos y otros gobiernos
exigen el abandono del poder a Bashar al-Asad, mientras que gobiernos
de otros países como Irán (principal aliado en la región), Rusia,
China, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba condenan o no apoyan la
intervención foránea ni el cambio de gobierno en Siria.
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