Buenos Aires, 26 de julio de 1952. La ciudad se sume en el silencio mientras escucha el comunicado oficial por el cual “cumple la Subsecretaría de Informaciones el penosísimo deber de informar al pueblo de la República que a las 20:25 horas ha fallecido la Señora Eva Perón, Jefa Espiritual de la Nación.”
Del
silencio surgieron llantos profundos y también botellas de champagne
que se descorchaban. Ambos expresaban el amor y el odio que esta
mujer encarnaba. El llanto se lanzó a la calle, se mostró al mundo
en interminables filas y la acompañó durante el velatorio que duró
hasta el 11 de agosto. Los brindis se guardaron para la intimidad...
Unos y otros sabían, desde el puro sentimiento algunos, desde la interpretación racional de la contemporaneidad otros, quién era Eva Perón. Esa tangible realidad que parecía eclipsarse comenzó a toma forma de mito.
Aquel 26 de julio de 1952 la niña que 33 años antes había nacido en un pequeño pueblo de la República Argentina había llegado al final del camino que la conducía a ser definitivo: Ser Evita.
Su
historia comenzó un 7 de mayo de 1919, cuando Juana Ibarguren dio a
luz. La procedían cuatro hermanos: Elisa, Blanca, Juan y Erminda. Su
padre, Juan Duarte, había llegado a Los Toldos a comienzo de siglo y
arrendado el campo de La Unión con ánimo de prosperar. Sabida era
la bondad de las tierras de la zona para la agricultura y la
ganadería. Pertenecía a una influyente familia de Chivilcoy y allí
tenía, de su unión con Adela D’Huart, varios hijos.
Hombre
próspero y de gran prestigio entre los conservadores del momento,
patrón de estancia, típico puntero en las lides políticas del
momento, fue nombrado suplente del juez de paz en 1908.
Pero
1919 ya no eran tiempos de conservadores. Tras largos años de lucha
de características revolucionarias primero y abstencionistas
después, asegurado el proceso electoral por la Lay Saenz Peña tras
años de fraude electoral, el radicalismo concurre a las urnas y se
alza con el poder.
Desmontada
por el Dr. Yrigoyen la maquinaria que impedía en las provincias la
libre expresión, cae el bastión conservador de la provincia de
Buenos Aires. El indendente Malcom, amigo personal de Juan Duarte y a
quien éste administraba un campo, es reemplazado por el radical José
A. Vega Muñoz.
Estación de Toldo |
Como
Quiroga no ofreciera las posibilidades esperadas, regresaron a Los
Toldos. Mientras que los hermanos mayores conocieron los tiempos de
bonanza económica del padre, los menores supieron de tiempos de
apremios. La situación se agravó con la muerte de Duarte que
falleciera el 8 de enero de 1926 como consecuencia de un accidente
automovilístico en Chivilcoy.
En muchas ocasiones en el teatro, el cine y la televisión, se ha representado el velorio de Juan Duarte, y una escena donde la familia de Chivilcoy niega la entrada al velorio a la familia de Evita. Blanca y Erminda han desmentido esas versiones escandalosas. El hijo de Eloisa Duarte (su media hermana), Raúl Guillermo Muñoz, ha declarado delante de un escribano que las familias siempre mantuvieron relaciones cordiales.
En muchas ocasiones en el teatro, el cine y la televisión, se ha representado el velorio de Juan Duarte, y una escena donde la familia de Chivilcoy niega la entrada al velorio a la familia de Evita. Blanca y Erminda han desmentido esas versiones escandalosas. El hijo de Eloisa Duarte (su media hermana), Raúl Guillermo Muñoz, ha declarado delante de un escribano que las familias siempre mantuvieron relaciones cordiales.
El
problema de la subsistencia, recordaría Erminda Duarte en su
libro Mi
Hermana Evita,
“se convirtió en una lucha que día a día tomaba nuevas formas.”
(p.20) Doña Juana pasaba horas sentada a su máquina de coser, sin
queja, sin hacer caso de las indicaciones médicas que le aconsejaban
reposo para sus piernas llagadas: “No tengo tiempo. Si descanso,
¿cómo trabajo, cómo vivimos?” (p.31) Elisa se empleó en el
correo y Juan comenzó a trabajar en un almanén. Blanca cursaba sus
estudios de maestra normal en Bragado.
Plaza de Toldo |
A
los ocho años, Eva comienza su escuela primaria. Cursará en Los
Toldos primero y segundo grado.
El
tiempo de ocio y juego transcurría trepando árboles, escudriñado
la naturaleza, envuelta en disfraces caseros que la convertían en
todo aquello que su imaginación le sugiriera, criando gusanos de
seda; transcurría entre rayuelas, escondidas y manchas; transcurría
con pocos juguetes comprados.
Iglesia de Toldo |
Familia en Junín |
En
Junín, a la hora del almuerzo, se sentaban a su mesa tres personas
que por esos tiempos prefirieron su comida casera a otras
posibilidades que ofrecía el pueblo, y que terminarían formando
parte de la familia: el Mayor Alfredo Arrieta, Jefe del Distrito
Militar, don José Alvarez Rodriguez, rector del Colegio Nacional, y
su hermano, el Dr. Justo Alvarez Rodriguez. El primero se casaría
con Elisa y el último con Blanca.
Los
juegos teatrales de los años toldenses empezaron en Junín a tormar
formas más reales. Eva comenzó a destacarse por su afición a
declamar poesías. En su autobiografía, La
Razón de mi Vida,
diría que “siendo una chiquilla, siempre deseaba declamar. Era
como si quisiese decir siempre algo a los demás, algo grande, que yo
sentía en lo más hondo de mi corzón.” (La
Razón de mi Vida,
p. 20) La Comisión del Centro de Cultura y Arte del Colegio
Nacional, a la que pertenecía Erminda, organizaba representaciones
teatrales. Evita, a pesar de no ser alumna del Colegio, se integró
al grupo y tomó parte en una obra titulada Arriba
Estudiantes.
También en Junín escuchó por primera vez su voz saliendo de los
altoparlantes instalados en la Casa de Música de Primo Arini. Una
vez por semana, los jóvenes aficionados del pueblo tomaban el
micrófono y exponían sus dotes artísticas: cantaban, decían
monólogos, declamaban.
Aquello
que Eva misma llamaría su “extraña vocación artística” crecía
al amparo del cine del pueblo, de las audiciones radiales y de las
colecciones de fotos de artistas.
A
su amparo debió también de plantearse la primera elección: ¿Ser
una chica pueblerina y “casadera” como tantas otras de Junín?
¿ser maestra como Blanca? ¿emplearse como Elisa?
Corría
1934 cuando Eva tenía claro su respuesta : Ser Actriz.
A
la vocación se sumaban las características de personalidad. Ella
misma diría en La
Razón de mi Vida:
“Como los pájaros, siempre me gustó el aire libre del bosque. Ni
siquiera he podido tolerar esa cierta esclavitud que es la vida en la
casa paterna, o la vida en el pueblo natal... Muy temprano en mi vida
dejé mi hogar y mi pueblo, y desde entonces siempre he sido libre.
He querido vivir por mi cuenta y he vivido por mi cuenta.”
Las
circunstancias de la partida de Eva de Junín ha dado letra a un
sinnúmero de versiones. La que quedó instalada con mayor fuerza
involucra al cantante de tangos Augustín Magaldi, apodado el Gardel
del Interior. Según sea el caso, se lo presenta intercediendo ante
la madre, a pedido de Eva, para que le permitiera ir a vivir a Buenos
Aires, o bien limitándose a facilitarle algunas cartas de
recomendación que le abrieran las puertas del mundo artístico, o
bien viajando él mismo con ella. Desmintiendo tales hechos,
insostenibles desde la evidencia histórica, su hermana Erminda
recuerda la situación de conflicto familiar planteado ante la férrea
decisión de Eva de partir a la capital y la no menos férrea de Doña
Juana de disuadirla, a la vez que pondera la influencia que ejerciera
José Alvarez Rodriguez al aconsejar a la madre no torcer la vocación
de los hijos: “ Tanto insistió el rector que mamá, a
regañadientes, te llevó a Buenos Aires.” Volvió sola, “furiosa
con el rector del Colegio Nacional, furiosa con todo el mundo,”
después de dejarla en casa de Isidoro Bustamante, amigo de la
familia. (Duarte, p. 71) Quedaba definitivamente atrás la niña de
Los Toldos y Junín. Junto a los pocos objetos personales acomodados
en la valija y que con el tiempo serían desechados, Eva llevaba
consigo el rumor permanente del pedal de una máquina de coser, los
juguetes deseados que no pudo tener, el impacto del descubrimiento de
que en el mundo había pobres y había ricos, su sentimiento de
indignación frente a la injusticia. De ninguno de ellos se
deshará... .
Eva
era una más de los muchos provincianos que por esos años llegaban a
la gran ciudad. La radicación en la capital y fundamentalmente en el
conurbano bonaerense de hombres y mujeres de tez curtida y tonada
provinciana se acentúa notoriamente en esos años. Como en el teatro
griego, Buenos Aires podía presentarse tras la máscara de la
comedia o de la tragedia.
Fueron
tiempos de miseria, desocupación y hambre en un país que figuraba
entre los primeros productores de alimentos del mundo. Fueron tiempos
anunciados por el tango: “Cuando rajés los tamangos, buscando ese
mango que te haga morfar...” decía Discépolo en la voz de Gardel.
El
proceso de industrialización que se inicia en los primeros años de
la década absorbió la mano de obra que llegaba del interior,
empujada por la crisis. Las clases media y alta contemplaban horrorizadas a esta marea humana que invadía una Buenos Aires de tez
blanca y arquitectura europea, una Buenos Aires que hasta entonces les
pertenecía con exclusividad. La villa miseria, el conventillo, “la
yerba de ayer secándose al sol” son la cachetada de una realidad
que nada tenía que ver con los palacetes de la Avenida Alvear y la
Sociedad Rural, con los viajes a Europa que unos pocos disfrutaban.
Inmersa
en esta realidad, durante diez años, Eva Duarte se consagra a su
“pasión por el arte”. En 1945, alcanzada la tan ansiada
denominación de “estrella”, dirá en un reportaje concedido a la
revista Radiolandia:
“No soy como quieren hacerme aparecer aquellos que no perdonan
nunca que una mujer joven llegue a una posición destacada, una
advenediza. Tengo más de cinco años entregados de lleno al culto de
esta vocación firmísima que en mí es el arte. Un lustro de
sinsabores, de inquietudes nobles, que conoció la incertidumbre de
los momentos adversos, como supo también del halago de las horas
felices.” (Radiolandia,
7 de abril de 1945, “Una estrella se confiesa”)
Los
sinsabores en el mundo artístico fueron comunes a las actrices y
actores que buscaban hacerse un lugar la sol; mala paga,
inestabilidad laboral, meses de inactividad, papeles breves, a veces
ni figurar en los repartos.
A
poco de llegar a Buenos Aires, Eva se incorpora a la Compañía
Argentina de Comedias, encabezada por Eva Franco, actriz de primera
línea entre los intérpretes argentinas. El 28 de marzo debuta en el
Teatro Comedia con un breve papel en el vodevil La
Señora de los Pérez.
El crítico Augusto Guibourg apuntaba en su crónica: “muy correcta
en sus breves intervenciones Eva Duarte” (Crítica, 29 marzo de
1935). No siempre tendría la suerte de ser mencionada, pero
permaneció en la Compañia hasta enero de 1936, con papeles siempre
de reparto, en Cada
casa es un mundo,
Madame Sans Gene y en La
Dama, el Caballero y el Ladrón.
Eva Perón, actriz |
De
regreso a Buenos Aires participó en la Compañía de Armando
Discépolo, considerado uno de los mejores directores de teatro de
aquellos tiempos, que estrenó el 5 de marzo, en el Teatro
Politeama, La
Nueva Colonia de
L. Pirandello. No obstante la buena crítica, la obra fue un fracaso
de taquilla. Augusto Guibourg apuntaba: “Juanita Sujo, Eva Duarte,
Anita Jordán y Jordana Fain intervinieron en escenas de conjunto
dirigidas con pericia y animadas con gracia” Crítica,
5 mayo de 1937).
En
el mes de agosto pudo verse por primera vez en la pantalla grande.
Había obtenido un pequeño contrato para intervenir en el
film Segundos
Afuera.
Coincidentemente con el estreno es contratada por Radio Belgrano para
participar en un radioteatro:Oro
Blanco.
En
los años siguientes llevará paralelamente su actividad en el
teatro, el cine, y la radio. Como era habitual en una artista de sus
características, realizó incursiones en el ámbito publicitario en
medios gráficcos del momento. Con las Compañías de Pierina
Dealessi, Camila Quiroga, y Leopoldo y Tomás Simari, Eva transita
los escenarios porteños entre los años 1938 y 1940.
Las
apariciones en el cine, siempre menores, se suceden en Segundos
Afuera, La Carga de los Valientes, El más infeliz del pueblo y Una
novia en apuros.
Deberá esperar hasta 1944 para tener un papel más importante en La
Cabalgata del Circo. Su última película, La
Pródiga (1945),
que la cuenta como protagonista, no será estrenada.
Eva
Duarte había subido a ese escenario tempranamente e iría
afirmándose en él. En 1939 encabeza, junto a Pascual Pelliciotta,
la Compañía del Aire, primero en Radio Mitre y luego en Radio
Prieto. El 1 de mayo sale al aireLos
Jazmines del 80.
Transita con sus programas radiales por Radio Argentina, El Mundo y,
finalmente, en 1943, inicia en Radio Belgrano el ciclo de Biografías
de Mujeres Ilustres,
que continuará hasta 1945, encarnando entre otras a Isabel I de
Inglaterra, Sara Bernhardt, Margarita Weil de Paz, Isadora Duncan,
Mme. Chiang Kai Shek, Catalina la Grande.
“Tuve
suerte,” diría en el reportaje ya mencionado de la
revista Radiolandia,
“yendo de micrófono en micrófono, hasta que para mí define en
estos momentos la mejor jeraquía radiofónica. Allí, en Radio
Belgrano, encontré el auspicio de quienes creyeron en mis
posibilidades. En ella he cumplido la parte más destacada de mi
labor, una labor que si tiene como epílogo esta situación mía
actual, muy grata, por cierto, nace en esferas modestas, desde donde
fui subiendo a fuerza de dedicación a un trabajo, de esfuerzo
constante por superarme, de asimilación de enseñanzas
valiosísimas.”
Cuando
Eva Duarte actriz baje del escenario radial, Eva Perón ocupará su
lugar. Su voz seguirá llegando a todos los hogares, pero ya no
encarnará a otras mujeres, será ella misma. Habrá por entonces
asumido un compromiso con una causa y con un hombre, con el Coronel
Juan Domingo Perón.
El
Día que Dividió la Historia: 17 de Octubre de 1945
En
el año 1943, el divorcio entre el país real y el gobierno dominado
por la oligarquía era flagrante. El clima se tensaba ante la
proximidad de las elecciones que se presagiaban signadas, como las
anteriores, por el fraude, reaseguro del régimen. El 4 de junio se
produjo un nuevo golpe militar, derrocando al entonces presidente
Ramón Castillo.
Asumido
el gobierno por el General Pedro P. Ramírez, el Colonel
Juan Perón,
desconocido entonces por la ciudadanía, pero de gran prestigio entre
sus camaradas, se hace cargo del Departamento Nacional de Trabajo. Un
mes después esa dependencia se transformaría en Secretaría de
Trabajo y Previsión. Allí echaría Perón las
bases de la política que signaría la historia argentina de la
siguiente década.
Una
verdadera tragedia nacional habrá de reunir dos vidas que hasta
entonces se ignoraban. El 15 de enero de 1944, un terremoto destruye
el 90% de los edificios de la ciudad de San Juan. Mueren 7000
personas y quedan 12000 heridos. Desde la Secretaría de Trabajo y
Previsión, Perón organiza una movilización nacional a la que son
invitados los artistas más populares. Entre ellos, Eva Duarte
participa de la colecta por los damnificados.
El
22 de enero se realiza un gran festival en el Luna Park a beneficio
de las víctimas del terremoto. Eva Duarte y el Coronel Perón
comienzan una relación que legitiman socialmente en la función de
gala del Teatro Colón el 9 de Julio.
Dos
días antes, el General Farrell, que había asumido la presidencia el
11 de marzo tras la renuncia de Ramírez, había designado a Perón
vicepresident e de la Nación, reteniendo éste su cargo en la
Secretaría de Trabajo y en el ministerio de Guerra, que le había
confiado poco antes. Eva, por su parte, tenía tres programas en
Radio Belgrano: a las 10.30 hs. “Hacía un futuro mejor”, ciclo
de exaltación a los postulados de la Revolución de 1943; a las 18
hs. encabezaba el elenco del radiodrama “Tempestad”, y a las
22.30 hs., “Reina de Reyes”.
El
6 de mayo de ese mismo año había sido elegida presidente de la
Agrupación Radial Argentina, entidad de propósitos solidarios y
gremiales de la que figura como fundadora en 1943.
En la radio |
Un
sector de la oficialidad logró imponer la renuncia de Perón a todos
sus cargos, el 13 de octubre de 1945. Fue detenido y trasladado a
Martín García. A esa altura de los acontecimientos ya era evidente
para los obreros que la desaparición de Perón acarrería la
desaparición de su política laboral y de las conquistas alcanzadas.
En la madrugada del 17 de Octubre comenzaron a abandonar sus lugares
de trabajo y se volcaron sobre la Plaza de Mayo: exigían la
presencia del Coronel. El alejamiento de Perón había producido un
vacío de poder que sólo él podría llenar.
Cuando
por la noche se asomara al balcón de la Casa Rosada y se anunciara
la convocatoria a elecciones, una plaza colmada y vitoreante testimoniaba que había en la Argentina una fuerza nueva gravitante
en el panorama politico y social y que Perón era su candidato y su
líder.
Sobre
el papel desempeñado por Eva en la crisis del 17 de Octubre, en el
estado actual de las investigaciones, la evidencia es sólo
testimonial. En tal sentido, y según el caso, la hallamos peleando
entre sus hombres codo a codo (Alberto Merlo), tendiendo los hilos
del movimiento, llevando a la gente a la plaza y poniéndose, el 17,
a la cabeza de los descamisados (Perón), o bien, sin tener ninguna
participación en la movilización (Cipriano Reyes) o ausente en la
descripción de los sucesos (Luis Monzalvo).
A
la luz de la personalidad evidenciada por Eva hasta ese momento y la
que evidenciaría en los años siguientes, es difícil validar la opinión de quienes sostienen que no tuvo participación alguna en el
hecho. Asimismo, la posición que ocupaba al lado de Perón, con
conocimiento de los resortes que era necesario activar pero no aún
con el poder y la influencia que adquiría en los años siguientes,
hace difícil hacer de ella el eje movilizador por el cual pasó la
jornada fundacional del peronismo. Quizás Eva se halla situada justo
entre ambas posibilidades: gestionar un habeas corpus, trabar
contacto de inmediato con aquellos con quienes sabía que podía
contra y que estaban en condiciones de movilizar, ser parte según
los recursos con que contaba en la hora, y utilizarlos.
Eva
no se adjudica en ningún momento un rol conductor en la jornada:
Perón fue reconquistado por el pueblo.
“La
semana de Octubre de 1945 es un paisaje de muchas sombras y de muchas
luces. Será mejor que no nos acerquemos demasiado a él… y que más
bien lo veamos otra vez, desde más lejos. Esto no me impide sin
embargo decir con absoluta franqueza, y como anticipo de cuanto
alguna vez he de escribir en detalle, que la luz vino únicamente
desde el pueblo.” (La
Razón de mi Vida,
p. 39)
Lo
que sí resulta evidente es que el 17 de octubre confirma en Eva que
los sucesos de días anteriores no habían preanunciado un final,
como algunos pudieron desear, sino el comienzo de una nueva etapa en
la historia argentina, signada por la particular relación entre un
hombre, Perón, y sus bases de apoyo: los obreros, “los
descamisados”. Esa relación se mantuvo, más allá de los intentos
en contrario, hasta su muerte en 1974, y lo llevó a la Presidencia
de la Nación en 1946, en 1952, y en 1973, después de 18 años de
exilio.
Desde
Martín García, Perón escribió a Eva dos cartas. En una de ellas
le decía: “Hoy he escrito a Farell pidiéndole acelere mi retiro:
en cuanto salgo nos casamos y nos iremos a cualquier parte a vivir
tranquilos.”
El
Partido Laborista consagra la formula Perón-Quijano 0para las
elecciones que habrían de celebrarse en febrero de 1946. La
oposición, coaligada en la Unión Democrática, lo hace con
Tamborini-Mosca.
Vertiginosamente
se entra en campaña. Como otras en la historia argentina, violenta y
agresiva. De hecho-los actos de sabotaje no estuvieron ausentes-y de
palabra: “Tambo, orín, y mosca, la formula de la bosta”, decían
los unos, “Grasas, negros sin conciencia, patas sucias”,
respondían los otros.
A
fines de diciembre, se inicia la gira porselitista por el interior
del país, “El Descamisado”, el tren de la campaña, anda y
desanda camions. Por primera vez en la historia del país, la esposa
de un candidato lo acompaña. Está junto a él en los actos, reparte
escudos partidarios, toma contacto directo con la gente.
Se
perfila otra mujer: Eva entra decididamente en la política. El 8 de
febrero da un paso más: se celebra un mitín de las mujeres obreras
en el Luna Park para proclamar su adhesión a la formula laborista. El
candidato a la presidencia, enfermo, no puede asistir. Eva les lleva
su palabra. Es su estreno como oradora. No la dejan hablar. A cada
intento la respuesta es ¡Queremos a Perón!
Pocos
meses después sería aclmada. Ya era otra: ya era EVITA.
1945-1952
Juan Domingo es elegido presidente |
“Esta es una circunstancia fundamental y se relaciona directamente con mi decisión de ser una esposa del Presidente de la República distinta del modelo antiguo. Yo pude ser ese modelo. Esto lo digo bien claro porque también se ha querido justificar 8mi incomprensible sacrificio” arguyendo que los salones de la oligarquía me hubiesen rechazado. Nada más alejado que esto de toda realidad, ni más ausente de todo sentido común. Pude ser una mujer de Presidente como lo fueron otras. Es un papel sencillo y agradable: trabajo de los días de fiesta, trabajo de recibir honores, de ‘engalanarse’ para representar según un protocolo que es casi lo mismo que pude hacer antes, y creo que más o menos bien, en el teatro o en el cine. En cuanto a la hostilidad oligárquica, no puedo menos que sonreírme. Y me pregunto: ¿por qué hubiese podido rechazarme la oligarquía? ¿Por mi origen humilde? ¿Por mi actividad artística? ¿Pero acaso alguna vez esa clase de gente tuvo en cuenta aquí o en cualquier parte del mundo, estas cosas, tratándose de la mujer de un Presidente? Nunca la oligarquía fue hostil con nadie que pudiera serle útil. El poder y el dinero no tuvieron nunca malos antecedentes para un oligarca genuino (…) Pero además, yo no era solamente la esposa del Presidente de la República, era también la mujer del conductor de los argentinos.
A
la doble personalidad de Perón debía corresponder una doble
personalidad en mí: una la de Eva Perón, mujer del Presidente, cuyo
trabajo es sencillo y agradable (…) y otra, la de Evita, mujer del
líder de un pueblo que ha depositado en él toda su fe, toda su
esperanza y todo su amor.
Unos
pocos días del año represento el papel de Eva Perón (…)
La inmensa mayoría de los días soy, en cambio, Evita (…)
De Eva Perón no interesa que hablemos. Lo que ella hace aparece demasiado profusamente en los diarios y revistas de todas partes. En cambio, sí me interesa que hablemos de Evita…”
La inmensa mayoría de los días soy, en cambio, Evita (…)
De Eva Perón no interesa que hablemos. Lo que ella hace aparece demasiado profusamente en los diarios y revistas de todas partes. En cambio, sí me interesa que hablemos de Evita…”
Curiosamente,
la mayoría de las veces que se ha abordado a este personaje de la
historia, parecería que ha interesado más ahondar otras instancias
de su vida: su infancia, su situación familiar, la vida de sus
padres, las circunstancias en que se alejó del hogar, su vida
privada en Buenos Aires, las condiciones de su ascenso como actriz,
los primeros años de su relación con Perón, el por qué de su
acción. Sin embargo, de no haber mediado su decisión de “ser
Evita”, los argentinos ignoraríamos hoy su nombre, como ignoramos
el de tantas otras primeras damas. Por eso, realmente, sí interesa
que hablemos de Evita. Interesa hablar de su acción con los
humildes, con los obreros, con las mujeres, entrelazadas en
interminables jornadas de labor. Tras la asunción de Perón, Evita
se instala en el cuarto piso del palacio de Correos y
Telecomunicaciones, donde comienza a atender a las delegaciones
obreras que solicitan su intervención para obtener mejoras o su
colaboración en la solución de problemas gremiales. Esta relación
con el gremialismo se intensificará hasta 1952 y conformará un
sólido basamento de su poder político y un eficaz sostén de su
obra. Comienza también a recibir a los necesitados y a ocuparse de
sus urgencies; presta apoyo a la política gubernamental,
dirigiéndose con especial atención a un sector al que hasta
entonces no se le había hablado: el 25 de julio dirige un mensaje a
las mujeres del país anunciándoles nuevas medidas gubernamentales
destinadas a combatir el agio y la especulación. Las visitas a las
fábricas, que se harán frecuentes desde octubre, y las recorridas
por los barrios pobres la ponen en contacto con el pueblo y sus
necesidades.
Había
mucho por hacer. “Y empezamos -diría en La
Razón de mi Vida-
poco a poco. No podría decir exactamente qué día fue. Lo cierto es
que primero atendí personalmente todo. Luego tuve que pedir auxilio.
Y por fin me vi obligada a organizar el trabajo que en pocas semanas
se hizo extraordinario.”
A partir del 24 de septiembre Evita ocupará el despacho de Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión:
“Fui a la Secretaría de Trabajo y Previsión porque en ella podía encontrarme más fácilmente con el pueblo y con sus problemas: porque el Ministro de Trabajo y Previsión es un obrero y con él Evita se entiende francamente y sin rodeos burocráticos; y porque allí me brindaron los elementos necesarios para iniciar mi trabajo (…) Los funcionarios de la casa colaboran conmigo en la solución de los problemas gremiales, reuniendo todos los antecedents, examinándolos en sí mismos y en sus repercusiones económicas y sociales.” La Secretaría era, además, un lugar simbólico: en el mismo lugar en que el Coronel Perón había estrechado contacto con su gent e se hallaba “el puente” que los acercaba a él. El 30 de julio, en un establecimiento frigorífico de Parque de los Patricios diría: “Mi misión es transmitir al Coronel las inquietudes que tiene el Pueblo argentino.” Haría más que eso… Con el correr de los años su actividad se tornaría cada vez más intensa y sus jornadas interminables.
Comenzaba atendiendo en la Residencia, por la mañana, los casos más urgentes, se trasladaba luego a la Secretaría, donde recibía a los humildes y a los gremios. Si las entrevistas eran interrumpidas para cumplir con la asistencia a alguna recepción, homenaje, visita o acto protocolar, la gente quedaba esperndo su regreso. Invvariablemente lo hacía y no partía hasta que todos hubieran sido atendidos. La jornada se dividía en dos: la mañana y la tarde sería una manera de decir, con un ligero almuerzo a las dos, tres y hasta a las seis de la tarde. Los miércoles, día de visita de los gremios a Perón, Eva los conducía a su presencia. Rara vez participaba de las reuniones. Permanecía atendiendo sus asuntos en un despacho cercano. Era habitual que Evita llegara imprevistamente a controlar las obras que se ejecutaban y los jueves solía visitar los establecimientos fundados en el gran Buenos Aires.
Si en 1947 se la ve retirarse de la Secretaría a las 22 horas, y a medida que corren los años se extiende la jornada. El diario Democracia relata así la del viernes 19 de mayo de 1950:
“Comienza a la mañana muy temprano en su despacho de Trabajo y Previsión y se prolonga en su primera parte hasta las 16. A las 17 está de vuelta y prosigue su inacabable tarea hasta la madrugada, sin más que unos paréntesis. Uno es hacia las 20.30 hs. para asistir, junto al General Perón, en el recinto de sesiones del ministerio, al acto de la firma del convenio de trabajo que beneficia al gremio de la industria de la alimentación. Otro es hacia las 23, para hacerse presente en el homenaje que los ferroviarios rinden a uno de sus dirigentes designado para integrar el nuevo directorio de los ferrocarriles nacionales. De allí se traslada al Parque Retiro, dondo hace acto de presencia, fervorosamente aclamada por los trabajadores, en el banquete que reúne a los obreros de la industria de agues gaseosas. De vuelta en Trabajo y Previsión, todavía preside en e l Salón de Sesiones un acto de los trabajadores de la industria aceitera.”
Cuando, ya enferma, se le aconsejaba aminorar su ritmo de trabajo, la respuesta era invariablemente “No tengo tiempo, tengo mucho que hacer.”
El mismo ritmo y la misma exigencia eran impuestos a sus colaboradores. Implacablemente. Hasta los primeros meses de 1947 Evita se encuentra haciendo sus primeras armas: implementa un plan de turismo infantil, partiendo el primer contingente de hijos de obreros el 6 de enero de 1947 hacia las sierras de Córdoba; gestiona y entrega subsidios para coadyuvar en la construcción de policlínicos destinados a obreros curtidores, textiles y del vidrio, distribuye subsidios otorgados por su mediación por las autoridades estatales a más de 500 familias sin recursos; distribuye ropa, víveres y enseres entre familias necesitadas.
A partir del 24 de septiembre Evita ocupará el despacho de Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión:
“Fui a la Secretaría de Trabajo y Previsión porque en ella podía encontrarme más fácilmente con el pueblo y con sus problemas: porque el Ministro de Trabajo y Previsión es un obrero y con él Evita se entiende francamente y sin rodeos burocráticos; y porque allí me brindaron los elementos necesarios para iniciar mi trabajo (…) Los funcionarios de la casa colaboran conmigo en la solución de los problemas gremiales, reuniendo todos los antecedents, examinándolos en sí mismos y en sus repercusiones económicas y sociales.” La Secretaría era, además, un lugar simbólico: en el mismo lugar en que el Coronel Perón había estrechado contacto con su gent e se hallaba “el puente” que los acercaba a él. El 30 de julio, en un establecimiento frigorífico de Parque de los Patricios diría: “Mi misión es transmitir al Coronel las inquietudes que tiene el Pueblo argentino.” Haría más que eso… Con el correr de los años su actividad se tornaría cada vez más intensa y sus jornadas interminables.
Comenzaba atendiendo en la Residencia, por la mañana, los casos más urgentes, se trasladaba luego a la Secretaría, donde recibía a los humildes y a los gremios. Si las entrevistas eran interrumpidas para cumplir con la asistencia a alguna recepción, homenaje, visita o acto protocolar, la gente quedaba esperndo su regreso. Invvariablemente lo hacía y no partía hasta que todos hubieran sido atendidos. La jornada se dividía en dos: la mañana y la tarde sería una manera de decir, con un ligero almuerzo a las dos, tres y hasta a las seis de la tarde. Los miércoles, día de visita de los gremios a Perón, Eva los conducía a su presencia. Rara vez participaba de las reuniones. Permanecía atendiendo sus asuntos en un despacho cercano. Era habitual que Evita llegara imprevistamente a controlar las obras que se ejecutaban y los jueves solía visitar los establecimientos fundados en el gran Buenos Aires.
Si en 1947 se la ve retirarse de la Secretaría a las 22 horas, y a medida que corren los años se extiende la jornada. El diario Democracia relata así la del viernes 19 de mayo de 1950:
“Comienza a la mañana muy temprano en su despacho de Trabajo y Previsión y se prolonga en su primera parte hasta las 16. A las 17 está de vuelta y prosigue su inacabable tarea hasta la madrugada, sin más que unos paréntesis. Uno es hacia las 20.30 hs. para asistir, junto al General Perón, en el recinto de sesiones del ministerio, al acto de la firma del convenio de trabajo que beneficia al gremio de la industria de la alimentación. Otro es hacia las 23, para hacerse presente en el homenaje que los ferroviarios rinden a uno de sus dirigentes designado para integrar el nuevo directorio de los ferrocarriles nacionales. De allí se traslada al Parque Retiro, dondo hace acto de presencia, fervorosamente aclamada por los trabajadores, en el banquete que reúne a los obreros de la industria de agues gaseosas. De vuelta en Trabajo y Previsión, todavía preside en e l Salón de Sesiones un acto de los trabajadores de la industria aceitera.”
Cuando, ya enferma, se le aconsejaba aminorar su ritmo de trabajo, la respuesta era invariablemente “No tengo tiempo, tengo mucho que hacer.”
Eva Perón con las madres y sus hijos |
El mismo ritmo y la misma exigencia eran impuestos a sus colaboradores. Implacablemente. Hasta los primeros meses de 1947 Evita se encuentra haciendo sus primeras armas: implementa un plan de turismo infantil, partiendo el primer contingente de hijos de obreros el 6 de enero de 1947 hacia las sierras de Córdoba; gestiona y entrega subsidios para coadyuvar en la construcción de policlínicos destinados a obreros curtidores, textiles y del vidrio, distribuye subsidios otorgados por su mediación por las autoridades estatales a más de 500 familias sin recursos; distribuye ropa, víveres y enseres entre familias necesitadas.
El
20 de enero de 1947 recibe a una delegación de Villa Soldati que le
hace saber las condiciones insalubres en que vivían. El mismo día
visita el barrio, situado cerca del B añado de Flores. Se ocupa
personalmente del emprendimiento del plan de saneamiento, asistencia
social y construcción de viviendas higiénicas. El 25, las primeras
familias pasan a ocupar modernos chalets acabados de construir en
Avellaneda, y el resto lo hace provisoriamente en casas de
emergencia. El 12 de febrero se instalan en Belgrano al 400, en
edificios de la Municipalidad habilitados a tal fin. (Democracia, 18
de enero de 1947)
Desde
un comienzo ha encarado la “ayuda social directa”: falta de
trabajo, una medicina, una vivienda. Esta instancia continuará a lo
largo de todos sus años de acción. Paralelamente, empieza a viajar
al interior. El 26 de octubre de 1946 parte para Córdoba, donde se
inaugurarán dos policlínicos para ferrovarios construidos por la
Dirección General de Asistencia y Previsión Social, una dependencia
del Ministerio de Trabajo. El 30 de noviembre viaja a Tucumán. El
recibimiento desborda las protecciones y se producen algunas
víctimas.
El
21 de agosto de 1946 el Senado ha aprobado el proyecto de ley que
otorga el voto a la mujer. El 11 de septiembre concurre a la Cámera
de Diputados en donde se reúne con autoridades del bloque peronista;
su objectivo : el voto feminino. Volverá a la Cámera en días
subsiguientes para entrevistar a los legisladores del partido. Ha
comenzado esta campaña.
Eva Perón en España |
Aclamada
en España, recibió la más alta condecoración: la Gran Cruz de
Isabel la Católica. A su paso por Italia fue recibida por el Papa
Pio XII, quien le obsequiaría el rosario de oro que llevara entre
sus manos a la hora de la muerte. En este país, no todos fueron
agasajos: el partido Comunista demonstró su repudio ante la visita
al grito de ¡Abajo el fascismo! La protesta se repetiría en otras
instancias del periplo, aunque con menor intensidad. En Francia,
alternó visitas y descanso.
Con
profunda emoción recorrió Notre Dame, acompañada por el Nuncio
Apostólico, Monseñor Roncalli, futuro Papa Juan XXIII. Las puertas
del Palacio de Versailles, cerrado desde la Guerra, se abrieron para
ella. Tampoco en París estuvieron ausentes las visitas a los centros
de asistencia social, en compañia de la Señora de Bidault. Cuando
Evita estaba en la Costa Azul, una explosión asoló el Puerto de
Brest. Eva realizó una importante donación a los damnificados. Allí
donde fuera, el programa de visitas y recepciones se vio jalonado por
las recorridas de los barrios obreros y obras sociales. A la vez que
dejaba donativos buscaba “la lección europea” en material de
acción social. A tres años de aquel viaje dirá:
“Salvo algunas excepciones, en aquellas visitas de aprendizaje, conocí todo lo que no debía ser en nuestra tierra una obra de ayuda social. Los pueblos y gobiernos que visité me perdonarán esta franqueza mía tan clara, pero tan honrada. Por otra parte ellos-pueblo y gobierno-no tienen la culpa. El siglo que precedió a Perón en la Argentina es el mismo siglo que los precedió a ellas. (La Razón de mi Vida, p. 1 79)
“Salvo algunas excepciones, en aquellas visitas de aprendizaje, conocí todo lo que no debía ser en nuestra tierra una obra de ayuda social. Los pueblos y gobiernos que visité me perdonarán esta franqueza mía tan clara, pero tan honrada. Por otra parte ellos-pueblo y gobierno-no tienen la culpa. El siglo que precedió a Perón en la Argentina es el mismo siglo que los precedió a ellas. (La Razón de mi Vida, p. 1 79)
Eva Perón entregando un mensaje a las mujeres |
Antes
de partir de Madrid, el 15 de junio de 1947, Eva dirige un mensaje a
la mujer española en el que expresa: “Este siglo no pasará a la
historia con el nombre de ‘Siglo de las Guerras Mundiales’ ni
acaso con el nombre de ‘Siglo de la Desintegración Atómica’,
sino con otro nombre mucho más significativo: “Siglo del feminismo
victorioso’. (Mensaje a la mujer española, 15 de junio de 1947).
El presagio no se ha cumplido, todavía queda mucho camino por andar,
pero en él, el voto ha sido, sin duda, un hito trascendente.
En
Argentina, los derechos de la mujer fueron reivindicados desde los
primeros años del siglo XX. Los nombres de Cecilia Grierson, Alicia
Moreau de Justo, Elvira Dellepiane, Julieta Lanteri, Carmela Horne,
Victoria Ocampo, se hallan justa e indisolublemente ligados a esta
causa. Las agrupaciones feministas de entonces estaban
mayoritariamente conformadas por mujeres de clase media y alta, por
universitarias que habían librado en sus propios hogares la lucha
que implicaba salirse del rol que la sociedad les adjudicaba: esposas
y madres.
Los
proyectos que las sufragistas presentaron al Congreso, en términos
más amplios algunos, más restrictivos otros, y que encontraron
figures propulsoras como Alfredo Palacios, fueron sistemáticamente
enterrados. El último data de 1938, firmados por Victoria Ocampo y
Susana Larguía.
La
metodología utilizada se limitaba a estas presentaciones, simulacros
de voto, reparto de volantes concientizadores. Un activismo sumamente
moderado, si lo comparamos, por ejemplo, con el de las sufragistas
inglesas.
Faltó
la proyección de sus organizaciones fuera de sus propios límites,
faltó un discurso dirigido al conjunto de las mujeres argentinas,
cuyo perfil era muy distinto del de aquellas que peticionaban en su
nombre.
Desde
la Secretaría de Trabajo y Previsión, el Coronel Perón encara una
política dirigida a las mujeres. En ese ámbito crea la División de
Trabajo y Asistencia a la Mujer. La cuestión del sufragio femenino
es reflotada. El 26 de julio de 1945, en un acto celebrado en el
Congreso, Perón explicita su apoyo a la iniciativa. Se forma
entonces la Comisión Pro Sufragio Femenino, que eleva un petitorio
al gobierno solicitando el cumplimiento de las Actas de Chapultepec,
por las cuales los países firmantes que aún no habían otorgado el
voto a la mujer, se comprometían a hacerlo.
El
tema es instalado desde el oficialismo. Se había producido un giro.
Las asociaciones sufragistas, con excepción de la Asociación
Argentina del Sufragio femenino, presidida por Carmela Horne, que
presta su decidido apoyo, estrechan filas en oposición. El 3 de
setiembre de 1945, la Asamblea Nacional de Mujeres, que las nuclea y
que es presidida por Victoria Ocampo, resuelve rechazar el voto
otorgado por un gobierno de facto y reclama que el gobierno sea
asumido por la Corte Suprema. El lema de la Asamblea fue “Sufragio
femenino pero sancionado por un Congreso elegido en comicios
honestos”.
Los
sucesos de octubre del 45 pospusieron el tema. La campaña electoral
de 1946 puso en evidencia que, ya en apoyo del laborismo, ya en apoyo
de la Unión Democrática, aun sin derechos políticos, la mujer
había ingrsado en la política argentina. Faltaba la legitimación.
Una
vez en la presidencia, Perón vuelve sobre la cuestión del sufragio
femenino. Lo hace en su Primer Mensaje al Congreso, el 26 de julio de 1946, y en el Plan Quinquenal. En este marco, Eva emprende la campaña. Lo hará desde distintos lugares: con los legisladores, con las delegaciones que la visitan, con las mujeres nucleadas en los centros cívicos, a través de la radio y de la prensa. Así, por ejemplo, el 17 de septiembre de 1946, acuerda la acción comín encaminada a la conquista del derecho al voto con las presidentas de numerosas entidades femeninas peronistas; el 17 de enero de 1947, al recibir la visita de una delegación de maestros rosarinas, les expresa: “Estoy bregando por el voto de la mujer, y no cejaré en mi lucha hasta conseguir que ello sea una realidad.” (Democracia, 18 de enero de 1947)
femenino. Lo hace en su Primer Mensaje al Congreso, el 26 de julio de 1946, y en el Plan Quinquenal. En este marco, Eva emprende la campaña. Lo hará desde distintos lugares: con los legisladores, con las delegaciones que la visitan, con las mujeres nucleadas en los centros cívicos, a través de la radio y de la prensa. Así, por ejemplo, el 17 de septiembre de 1946, acuerda la acción comín encaminada a la conquista del derecho al voto con las presidentas de numerosas entidades femeninas peronistas; el 17 de enero de 1947, al recibir la visita de una delegación de maestros rosarinas, les expresa: “Estoy bregando por el voto de la mujer, y no cejaré en mi lucha hasta conseguir que ello sea una realidad.” (Democracia, 18 de enero de 1947)
A
su regreso de Europa-donde ha aludido al tema en algunas ocasiones-la
ley está aún en veremos. Democracia publica una “Carta de Eva
Perón a las mujeres argentines” en la que las exhorta a redoblar
la lucha para obtener cuanto antes la sanción de la ley del voto
feminino.
En este proceso hemos apuntado ya dos giros en la historia: que el proyecto fuera tomado por el oficialismo y que las mujeres entraran en la poliítica. Podemos agregar un tercero: el mensaje de Evita va dirigido a un conglomerado feminino extenso, se instala en las mujeres, y éstas pasan a desempeñar un papel activo: se realizan mitines, se publican manifiestos, grupos de obreras salen por las calles a pegar carteles en que reclaman la ley. Centros e instituciones femeninas emiten declaraciones de adhesión. Se organiza una gran concentración de mujeres para el 3 de septiembre, fecha en que debe debatirse la ley en la Cámara de Diputados. El debate se posterga. La concentración se repite el día 9. Eva, que no pudo asistir el 3, el 9 está en el recinto. Afuera, una multitud la aclama. Otro giro: las mujeres reconocen en Eva Perón a su portavoz.
El
23 de septiembre, en medio de un gigantesco acto cívico en Plaza de
Mayo, se promulga la ley.
Las pioneras mujeres feministas se levantaron contra la ley sancionada, interpretando que se consagraba de antemano a un partido y no a la defensa de la causa de todas las mujeres en bloque. Entonces el lema fue “Ahora no queremos votar”. Pero en 1951 todas votaron, las peronistas y las “anti”…
Las pioneras mujeres feministas se levantaron contra la ley sancionada, interpretando que se consagraba de antemano a un partido y no a la defensa de la causa de todas las mujeres en bloque. Entonces el lema fue “Ahora no queremos votar”. Pero en 1951 todas votaron, las peronistas y las “anti”…
La
sanción de la ley 13010 implicó la realización de una serie de
tareas que hacían a su efecto. En la tarde del 11 de mayo
de 1948, Eva concurre a las Oficinas Centrales del Registro Civil
donde se ha preparado una ceremonia en la cual hace entrega de las
primeras partidas de nacimiento destinadas a la obtención de las
libretas cívicas del futuro electorado femenino. El día 23 comienza
el empadronamiento, conforme al artículo cuatro de la ley. En el año
1951, cercanas ya las elecciones presidenciales, Eva enviará, en su
carácter de Presidenta del Partido Peronista Femenino, un mensaje a
la Cámara de Diputados en el que pide una ley de amnistía “para
aquel inexperto sector del nuevo electorado que no se ha inscripto a
tiempo en los padrones.”
Si
el camino para la obtención del derecho había sido arduo, el de la
capacitación cívica y el de la preparación de las mujeres para
desempeñarse en las lides políticas lo sería aun más. En este
ultimo sentido, el 14 de septiembre de 1947 el Consejo Superior del
Partido Peronista resolvió modificar sus reglamentos de afiliación,
lo cual permitiría, en el futuro, la formación de otro partido
peronista, exclusivamente femenino.
Este hecho se concretó el 26 de julio de 1949. En el Teatro Nacional Cervantes se lleva a cabo la Primera Asamblea Nacional del Movimiento Peronista Femenino. Nace allí el Partido Peronista Femenino, cuyo principio fundamental será la unidad en torno a la doctrina y la persona de Perón. Eva es elegida Presidenta del mismo, con plenos poderes de organización. El orden interno sera monolítico: es resorte de la presidenta la toma de decisions y la dirección de los trabajos de organización.
Este hecho se concretó el 26 de julio de 1949. En el Teatro Nacional Cervantes se lleva a cabo la Primera Asamblea Nacional del Movimiento Peronista Femenino. Nace allí el Partido Peronista Femenino, cuyo principio fundamental será la unidad en torno a la doctrina y la persona de Perón. Eva es elegida Presidenta del mismo, con plenos poderes de organización. El orden interno sera monolítico: es resorte de la presidenta la toma de decisions y la dirección de los trabajos de organización.
“La
organización del partido femenino ha sido para mí”-diría en La
Razón de mi Vida(p.
228)- “una de las empresas más difíciles que me ha tocado
realizar. Sin ningún precedente en el país-creo que ésta ha sido
mi suerte-y sin otro recurso que mucho corazón puesto al servicio de
una gran causa, llamé un día a un grupo pequeño de mujeres. Eran
apenas treinta. Todas muy jóvenes. Yo las había conocido como
colaboradoras mías infatigables en la ayuda social, como fervientes
peronistas de todas las horas, como fanáticas de la causa de Perón.
Tenía que exigirles grandes sacrificios: abandonar el hogar, el
trabajo, dejar prácticamente una vida para empezar otra distinta,
intensa, dura. Para eso necesitaba mujeres así, infatigables,
fervientes, fanáticas. Era indispensable ante todo ‘censar’ a
todas las mujeres que a lo largo y a lo ancho del país sentían
nuestra fe peroniana.
Esa empresa requería mujeres intrépidas, dispuestas a trabajar día y noche.” Fueron las “delegadas censistas”, a quienes también les cupo la tarea de abrir las “unidades básicas”. En enero de 1950 se inaugurará la primera en la Capital, en el barrio Presidente Perón de Saavedra. Las unidades básicas del Partido Peronista Femenino desarrollaban, a la par de la tarea de adoctrinamiento-fueron bastions en la campaña presidencial de 1951-tareas de acción social: “Los descamisados’” diría en su autobiografía-“no distinguen todavía lo que es la organización política que yo presido de lo que es mi Fundación. Las unidades básicas son para ello algo de ‘Evita’. Y allí van, buscando lo que esperan que pueda darles Evita. Ellos mismos, mis descamisados, son los que han creado en mis unidades básicas una nueva función: informar a la Fundación acerca de las necesidades de los humildes de todo el país. La Fundación atiende estos pedidos, haciéndoles llegar directamente su ayuda. Esto me ha sido duramente criticado. Mis eternos supercríticos consideran que así yo utilizo mi Fundación con finalidades políticas…¡Y …tal vez tengan razón! Lo que al final aparece como consecuencia de mi trabajo es de repercusión política… la gente ve en20mi obra la mano de Perón que llega hasta el último rincón de mi Patria… y eso no le puede gustar a sus enemigos…” (La Razón de mi Vida, pgs. 230-231)
Esa empresa requería mujeres intrépidas, dispuestas a trabajar día y noche.” Fueron las “delegadas censistas”, a quienes también les cupo la tarea de abrir las “unidades básicas”. En enero de 1950 se inaugurará la primera en la Capital, en el barrio Presidente Perón de Saavedra. Las unidades básicas del Partido Peronista Femenino desarrollaban, a la par de la tarea de adoctrinamiento-fueron bastions en la campaña presidencial de 1951-tareas de acción social: “Los descamisados’” diría en su autobiografía-“no distinguen todavía lo que es la organización política que yo presido de lo que es mi Fundación. Las unidades básicas son para ello algo de ‘Evita’. Y allí van, buscando lo que esperan que pueda darles Evita. Ellos mismos, mis descamisados, son los que han creado en mis unidades básicas una nueva función: informar a la Fundación acerca de las necesidades de los humildes de todo el país. La Fundación atiende estos pedidos, haciéndoles llegar directamente su ayuda. Esto me ha sido duramente criticado. Mis eternos supercríticos consideran que así yo utilizo mi Fundación con finalidades políticas…¡Y …tal vez tengan razón! Lo que al final aparece como consecuencia de mi trabajo es de repercusión política… la gente ve en20mi obra la mano de Perón que llega hasta el último rincón de mi Patria… y eso no le puede gustar a sus enemigos…” (La Razón de mi Vida, pgs. 230-231)
La
acción política dirigida a la mujer cosechó sus frutos en las
elecciones del 11 de noviembre de 1951. Votaron 3, 816,654 mujeres.
El 63,9% lo hizo por el Partido Peronista, el 30,8% por la Unión
Cívica Radical. A su vez, el Partido Peronista fue el único que
llevó mujeres en sus listas. En 1952, 23 diputadas y seis senadoras
ocuparon sus bancas.
Si ser electoras fue un derecho adquirido, ser elegidas es una lucha que continua. La ley 24012 de cupos femeninos, sancionada en 1991, y que establece un piso del 30% de mujeres en puestos politicos representatives, es clara evidencia de la discriminación que aún pervive en la sociedad.
“Todo, absolutamente todo en este mundo contemporáneo”-escribía Eva Perón a mediados del siglo XX-“ha sido hecho según la medida del hombre.
Nosotras estamos ausentes en los gobiernos.
Estamos ausentes en los Parlamentos. En las Organizaciones Internacionales.
No estamos ni en el Vaticano ni en el Kremlin. Ni en los Estados mayores de los imperialismos.
Ni en las “comisiones de la energía atómica”.
Ni en los grandes consorcios.
Ni en la masonería, ni en las sociedades secretas. No estamos en ninguno de los grandes centros que constituyen un poder en el mundo.” (La Razón de mi Vida, 223-224)
Desde entonces el mundo ha sufrido profundas y vertiginosas modificaciones, pero sigue hecho según la misma medida.
Si ser electoras fue un derecho adquirido, ser elegidas es una lucha que continua. La ley 24012 de cupos femeninos, sancionada en 1991, y que establece un piso del 30% de mujeres en puestos politicos representatives, es clara evidencia de la discriminación que aún pervive en la sociedad.
“Todo, absolutamente todo en este mundo contemporáneo”-escribía Eva Perón a mediados del siglo XX-“ha sido hecho según la medida del hombre.
Nosotras estamos ausentes en los gobiernos.
Estamos ausentes en los Parlamentos. En las Organizaciones Internacionales.
No estamos ni en el Vaticano ni en el Kremlin. Ni en los Estados mayores de los imperialismos.
Ni en las “comisiones de la energía atómica”.
Ni en los grandes consorcios.
Ni en la masonería, ni en las sociedades secretas. No estamos en ninguno de los grandes centros que constituyen un poder en el mundo.” (La Razón de mi Vida, 223-224)
Desde entonces el mundo ha sufrido profundas y vertiginosas modificaciones, pero sigue hecho según la misma medida.
Evita,
cuyo feminismo hablaba del protagonismo de la mujer sin apartarse de
su naturaleza misma, y que consideraba que el movimiento feminista
debía entregarse por amor a la causa y a la doctrina de un hombre
digno de tal entrega, entendía que entre las muchas diferencias que
hay entre un hombre y una mujer, existía una referida a la
concepción de la “acción”: “Un hombre de acción es el que
triunfa sobre los demás. Una mujer de acción es la que triunfa para
los demás.”
La “acción para los demás” tuvo un nombre: Fundación Eva Perón. A ella dedicó sus máximos esfuerzos.
La “acción para los demás” tuvo un nombre: Fundación Eva Perón. A ella dedicó sus máximos esfuerzos.
Niños Huérfanos atendidos por la Fundación Eva Perón |
Eva Perón y las enfermeras |
Hacia
fines de 1947 ya era evidente que esta acción social requería una
estructura orgánica.
La
Fundación María Eva Duarte de Perón se constituye el 19 de junio
de 1948 y obtiene su personería juridical el 8 de julio del mismo
año. A partir del 25 de septiembre de 1950 pasó a llamarse
“Fundación Eva Perón”.
En
el discurso que Evita pronunció el 5 de diciembre de 1949 en el
Primer Congreso Americano de Medicina del Trabajo explicó que la
Fundación fue creada “para cubrir lagunas en la organización
nacional, porque en todo país donde se realiza una obra, siempre hay
algunas que cubrir y para ello se debe estar pronto para realizar una
acción rápida, directa y eficaz.” Subyacía en ella la idea de
transformación del tradicional concepto de beneficencia, y su
redimensionamiento dentro del programa de justicia social del
peronismo.
De
la beneficencia ... a la justicia social
Ambulancia ambulante |
En
los hechos, la Fundación construyó Hogares de Ancianos, como el
Hogar Coronel Perón, inaugurado el 17 de octubre de 1948, en
Burzaco. Similares20se levantaron en el interior del país. Asimismo,
obtuvo la sanción de una ley que otorgaba pensiones a los mayores de
60 años sin amparo. La educación, el esparcimiento y la salud de
los niños y los jóvenes fueron objeto de su preocupación. La
Fundación concretó un plan de construcción de mil escuelas en el
país, como así también escuelas agrícolas, escuelas tallares,
jardines de infantes y maternales.
L
a
Ciudad Infantil Amanda Allen y la Ciudad Estudiantil forman parte del
plan de acción educacional, destinada la primera a niños en edad
prescolar con serias carencias socio-económicas y la segunda a
residencia de estudiantes secundarios, fundamentalmente del interior
del país, sin familia en Buenos Aires. En febrero de 1950 se pone en
marcha el Plan de Turismo Infantil, que hará conocer a los niños
paisajes del país ignorados por ellos hasta entonces. Las colonias
de vacaciones completarían el espectro.
Eva Perón y los niños |
Los
Campeonatos Infantiles y Juveniles, que comenzaron siendo de fútbol
y terminaron incluyendo muchos otros deportes, patrocinados por la
Fundación desde 1948, fueron la ocasión para la revisación médica
de más de 3000,000 niños. El Hospital de Lactantes y Edpidmiología
Infantil, la Clínica de Recuperación Infantil [que los militares
convertieron en un hotel y casino para militares después del golpe
de estado de 1955, son entre otras, concreciones de la Fundación en
el ámbito de la salud infantil. El Hospital Nacional de
Pediatría [hubiera sido la más grande de América Latina], cuya
construcción se hallaba avanzada en 1955, permanecería inconcluso
[aunque faltaba poco para terminarlo, los militares no lo terminaron
y se convertió en el Albergue Warnes, un albergue de ladrones, antes
de ser demolido].
La
obra de Evita dedicada a los niños estuvo inspirada en la convicción
de que “el país que olvida a sus niños renuncia a su porvenir”.
Comedor |
El
Tren Sanitario, dotado de la más moderna aparatología, cumplía con
la tarea de relevamiento y protección de la salud de las poblaciones
más alejadas de los centros vitales. En septiembre de 1950 se
inaugura la Escuela de Enfermeras, una de las obras más queridas de
Evita, prestando
sus
egresadas servicio tanto en el país como en el exterior. Todas las
obras de la Fundación fueron seguidas y supervisadas en su ejecución
y funcionamiento por Evita. Era frecuente verla en sus recorridas
acompañada por personalidades extranjeras de paso por nuestro país.
Colombia recibe ayuda |
Los
orígenes de los fondos que manejó la Fundación para sus obras ha
sido en Argentina objeto de polémica. Si la Memoria de la misma de
1953 explicita la procedencia de los fondos (donaciones en
efectivo-provenientes mayoritariamente de los sindicatos, pero
también de particulares y empresas- convenios colectivos de trabajo,
impuestos, alquileres, adjudicación de recursos por vía del Poder
Legislativo, etc.), no podemos omitir mencionar la circulación de
versiones según las cuales los fondos provenían de donaciones
forzosas, siendo la resistencia a ellas motivo de persecusiones. Se
citaba, por ejemplo, el caso de la fábrica de caramelos Mu-Mu.
La historiadora Marysa Navarro, en su biografía Evita, apunta: “Pero si las ‘contribuciones espontáneas’ hubieran existido en gran escala y de manera sistemática, los perjudicados podrían haberlas denunciado después de septiembre de 1955. Si no deseaban hacerlo de ese modo seguramente podrían haberlo hecho ante la comisión encargada de investigar la administración de la Fundación y ésta habría aceptado las denuncias presumiblemente con agrado. Es de creer que no las hubo en cantidades apreciables, pues de ser así el informe de la comisión las habría enumerado y no lo hace.” Evita, p. 263
Al
morir Evita, la Fundación continuó su labor, pero ya no tuvo la
misma fuerza ni operatividad. Perón ocupó su lugar, pero dos
circunstancias confluían: ni Perón era Evita, ni la situación
económica del país era la misma que en su tiempo.
A
medida que Evita crecía en popularidad y poder, crecían también
las críticas desde la oposición y también entre algunos sectores
peronistas. Atacaban por distintos ángulos: actividades impropias de
una primera dama, pura expresión del resentimiento, peligrosa
influencia sobre Perón, ansias desmedidas de poder. En el fondo, y
quizás no tan en el fondo, no era sólo lo que hacía, cómo lo
hacía, o por qué l o hacía, era también que lo hacía una mujer.
Como dice J. M. Taylor, “Eva nos enfrenta con el poder de que es
depositaria una mujer en una sociedad tradicionalmente machista, con
la carga que presupone de desvalorización de las potencialidades de
una mujer respecto de un hombre”. (Los Mitos de una Mujer, p. 27)
.
Los
años de apogeo de este poder rondan el 50 y el 51. Son también los
años que la enfrentarán a la enfermedad y a su última eleccion:
¿Ser Vicepresidenta de la Nación?
Después de la ceremonia de la elección presidencial de su esposo se iba a su lecho de enferma |
El
22 de agosto, en multitudinaria concentración en la Avenida 9 de
Julio, se reitera la adhesión y el pedido de aceptación: es el
Cabildo Abierto del Justicialismo.
Evita
se dirige a la multitud, pero elude en su discurso la respuesta. Al
reclamársela, se inicia un diálogo cuyo fervor e intensidad es
difícil poner en palabras.
Evita reclama tiempo para tomar la decisión.
“Al menos cuatro días.
Evita reclama tiempo para tomar la decisión.
“Al menos cuatro días.
“¡No!
¡Ahora!”
“No reununcio a mi puesto, renuncio a los honores….
“¡Ahora!”
“Yo no quiero que mañana un trabajador de mi patria se quede sin argumentos cuando los resentidos, los mediocres, que no me comprendieron ni me comprenden, creyendo que todo lo que hago es por intereses mezquinos…
“¡Ahora!”
“Un día…”
“¡No!”
“Dos horas…”
vita
dejó el micrófono. Las antorchas se encendieron para alumbrar a una
muchedumbre dispuesta a pasar allí la noche en vela, esperando la
respuesta. Evita tomó el micrófono.
“¡Compañeros! Como dijo el General Perón, yo haré lo que diga el pueblo.”
“¡Compañeros! Como dijo el General Perón, yo haré lo que diga el pueblo.”
El acto había terminado. Creyeron que había aceptado.
El
31 de agosto, por la cadena nacional de radiodifusión, Evita
anunciaba “su decisión irrevocable y definitiva de renunciar al
honor con que los trabajadores y el pueblo” quisieron honrarla. La
trama detrás de la historia, que subyace al renunciamiento, está
aún por escribirse. Las Fuerzas Arma das, la enfermedad, la CGT, el
pueblo, Evita… los hilos que la entretejieron.
La
fórmula Perón-Quijano ganó las elecciones del mes de noviembre.
Eva había votado en su lecho de enferma del Policlínico de
Avellaneda por primera y única vez.
Acompañó
a Perón en los actos de asunción del nuevo período. Fue su última
aparición en público.
En los miles de hombres y mujeres que a su muerte la velaron, estaba presente la obra que en estas páginas transitamos. Con sólo 33 años Evita habiía dejado una razón a su vida, dejando a otros, como ella misma dijera, “la tarea más fácil, bajar los letreros.”
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